lunes, 30 de julio de 2012

Nadaísmo



PALABRAS DE INVIERNO

Mi inocencia flotaba en el viento, bella como la manzana antes de ser mordida.
Pero su pensamiento taladraba ya mi corazón, sin que yo lo supiese,
empujándome sobre las cosas hasta un rincón de la ciudad,
donde al fin lograría, por sobre el cielo y la tierra,
derribar el carmín de mis mejillas.
Cuando me veía se asustaba como si lo estuvieran juzgando.
Ante todo ser bello temblaba como si él mismo lo hubiese inventado.
Durante mucho tiempo su pasión ardió en mí, porque había hecho de mí el centro del universo, para orientarse.
Ahora yace muerto. Pero, cuando vivía, para él no había más Dios que yo; ni nada más bello ni más misterioso que yo.
Y de esta manera le rendía tributo a la tierra, la tierra que es nuestro único cielo.
Mujeres, hombres, animales, minerales, vegetales y cosas, seres todos de toda especie, sus amantes,
que fuimos a su casa, a su lecho, o vino él a nuestro lecho y nuestra casa,
en el bosque, en el desierto, en el mar, en la montaña, en la ciudad, en el viento,
no somos más que cosas que ruedan, hechas todas a imagen y semejanza de Dios,
pero los poetas ponen en nosotros demasiado conocimiento, demasiada esperanza, podríamos decir.
Los poetas, que son sólo perturbadores del alma.
Ahora que él ha entrado a parecerse a nosotros,
ahora que se multiplica y se divide y que puede visitar varios lugares a la vez,
ahora que puede presentarse ante cada uno de nosotros con un rostro distinto,
ahora que puede decirnos una cosa diferente a cada uno con las mismas palabras,
ahora que se complace en desfigurarse cada vez más en imperfectos espejos,
ahora él es uno de nosotros en nuestro reino.
El gusano dice “Yo” con una parte del alma del muerto, el cual se reconoce en él y habla por su boca;
el gusano, que se pinta los labios con ceniza para parecer bello a la Muerte;
la Muerte celosa que escarba día y noche en las tumbas en busca de un recuerdo de amor;
el Amor que huye hacia los estados primitivos del alma, hacia la primera selva del mundo,
referencia de la pintoresca raza del hombre.
En el obsceno hueco de su tumba habitaréis con él.
Que sus últimos actos os sean agradables, oh vosotros, privilegiados bichos, portadores de la voluntad de Dios y ejecutores de sus misterios,
¡Quién lo creyera!





COMENTARIO DE LA MUERTE

Os preocupáis demasiado de que vuestra casa esté limpia,
y de que vuestros negocios estén sucios.
Lo importante es mantenerse ocupado todo el día,
porque no sabéis qué hacer con el tiempo libre.
Y por eso vivís inventando cosas permanentemente.
Pero yo os digo:
hay que hacer esta noche una fiesta privada en casa de cada cual,
porque hoy es víspera de la muerte.
Apuráos.





EL CUERPO

"¡Qué farsa!"
J. P. SARTRE



He aquí, de esto se habla.
El cuerpo nos goza y lo sufrimos.
Lujo de la naturaleza, pagamos por él nuestra alma.
Esclavo de los dioses, el hombre es un ser aterrado
y sólo en el usufructo de su cuerpo deposita su aspiranza.
Su cabeza añadida luce su conversación como un pavo real,
y sentado en un tapete de luna su lengua salta delante de si como una serpiente encantada.
Orgullo del alma, el cuerpo es regocijo y alimento,
y baila ante los dioses como el árbol frente a la tormenta.
El cuerpo toca otro cuerpo y no percibe sino otredad.
"Rosa", decimos, y la rosa es un mito del alma, porque la carne del cuerpo no se reconoce sino a sí misma.
El cuerpo, Devorador, todo hecho para devorar,
el alma de este cuerpo no puede ser sino también devoradora.
Somos como un surtidor, con nuestros brazos que se agitan y nuestra boca llena de agua.
Tenemos lo que tiene la nube, he aquí esta adivinanza, por eso la tierra nos absorbe.
Rebelión de la materia, el cuerpo se avolcana, se incendia, impone hermosura,
y no queremos ser sólo cuerpo;
pero yo aconsejo: hazte amigo del sepulturero.


*****




Jaime Jaramillo Escobar, (Pueblorrico, 1932); poeta colombiano,  co-fundador con otros escritores del "Nadaísmo".


Enlaces externos:


http://www.jaimejaramilloescobar.com/index.html
(Web del autor)

No hay comentarios:

Publicar un comentario